martes, septiembre 27, 2005

lasperanza

¿Y qué sería el pesimismo sino el rastro de una debilidad de espíritu frente a la espera que implica la concreción de un deseo?

viernes, septiembre 23, 2005

lansiedad

Una piedra en el camino es una piedra. ¿La habré puesto yo allí?

El juego de la rayuela: si está la piedra, no piso. Avanzo esquivando el escollo. Pero a veces no se ve. No se ve e insisto en pisar. O trastabillo y caigo, me golpeo: no llego al cielo. Di un mal paso en el avance. Otra vez mi error: el de no tener fe...

martes, septiembre 20, 2005

Trampa 22

El Mayor Mayor le dijo a su secretario: "Yo ahora me voy, tengo que ir a la iglesia. Si viene alguien a verme, hágalo pasar a mi oficina" A lo que su secretario respondió: "Pero usted se va..."
"Sí, por eso mismo, si alguien me busca, hágalo pasar....", dijo el Mayor

Larga vida a nuestra burocracia!

sábado, septiembre 17, 2005

De la traslación

En todo viaje el tiempo se presentiza. Continuo desplazamiento del presente al presente. Instante. Instante. Maravillas de la geometría: una línea es una infinita sucesión de puntos al infinito: infinito presente, paso a paso.

Un viaje también es una espera.

viernes, septiembre 16, 2005

Del tratamiento de la materia

Dos cuerpos se vinculan substancialmente, cada uno de los continentes aporta su forma al roce. Se desplazan, con suavidad, moderación o violencia, buscando el encuentro, propiciándolo con mayor o menor frecuencia. Seleccionan según su comodidad el espacio donde acomodarse: popa, proa, camarote, carajo, cabina y subdivisiones posibles. A veces cada uno se desplaza en su propio barco. A veces uno de los dos se queda en la costa.

El viaje es largo. ¿Quién está dispuesto a ocupar el lugar de la espera?

Quiero ser marinera.

miércoles, septiembre 14, 2005

De la modificación de la sustancia

La mujer de un marino aguerrido conoce las virtudes de la espera y la acción del silencio.

Creo que todavía tengo mucho que aprender.

domingo, septiembre 11, 2005

De la transformación natural

Encadenada ella a una roca, sobre y junto al mar, Andrómeda vive a merced del sol, del viento, del agua y su sal. Pasa las horas sin abstraerse demasiado del aprendizaje que se le impone, descubierta.
Ella calcula, advirtiendo lo que no domina, lo que no puede dominar, asimilando las fuerzas naturales a sus saberes de cocina, de arreglos cosméticos que algún día volverían cuando Perseo la tomara de la mano, la acomodara en su lecho y luego, descansando en la cubierta de su barco, durante la noche mansa, la escuchara relatar el ciclo espectacular de los elementos.

De la tesis del color y la sustancia

Revisando un "Atlas de los pueblos de Africa" (Ed. Paidós, 2005) y las referencias a los grupos étnicos que poblaron la zona de Etiopía 2000 años AC, estoy llegando a la conclusión de que nuestra querida Andrómeda era negra. O que al menos su piel era de un color mucho más que rosáceo.

Maravilloso es ver la manera en que se instala en el imaginario la ficción de la belleza o la belleza de una ficción.

miércoles, septiembre 07, 2005

Plegaria

Un paso en la multitud. Otro paso en la multitud. Entre pisada y pisada, el silencio de la ciudad.
El viento azota el pelo del caminante... El viento azota el pelo de Andrómeda encadenada a su destino (?)

Ojalá no haya más destino que el deseo.

martes, septiembre 06, 2005

Del color de la sustancia

Sus retratos blancos. Ella blanca. Blanca Andrómeda.
¿Quién osaría darle la coloración de una esclava?

Yo soy blanca. Blanca. Blanquísima. En exceso. Pero las laceraciones de los latigazos y la vida en el interior me muestran colorida. Negrísima.

Negrísima soy.

domingo, septiembre 04, 2005

De una de las formas de nombrar

Andrómeda, entre otras cosas, es una doncella mítica. Hija de Cefeo (rey de Etiopía -aunque según otras interpretaciones del mito su origen sería fenicio) y de Casiopea. Fue expuesta como víctima expiatoria como castigo a las veleidades de su madre, que había enfurecido a las divinidades marítimas y exigían una purga. Así fue atada Andrómeda a una roca. Cuando Perseo la vio allí, a su regreso de la expedición contra la Gorgona, se enamoró de ella y pactó con Cefeo el matrimonio si lograba liberarla.
Y así fue. Vivieron felices, etc etc

Ahora, pregunto (aún no he podido dilucidarlo): si Andrómeda era de Etiopía ¿acaso era negra?

viernes, septiembre 02, 2005

Poiesis

Cuando se sale a caminar, o cuando se inicia un viaje, es inevitable el punto de partida. De ese lugar del que nacemos al camino, recaudamos lo necesario para el trayecto. Y llevamos un nombre. Y nuestra manera de nombrar lo que nos rodea, nos habita o nos visita.

Yo, florecita, no me llamo arbolito.