viernes, junio 26, 2009

obituario

el combinado funcionaba todavía cuando cumplí diez años (1984). Entonces, me regalaron un grabador-reproductor, es decir, un aparato para escuchar casettes y grabar lo que quisiera. El obsequio llegó con dos cintas: "Fama", con canciones de la serie y "Thriller", de Michael Jackson. Era escucharlos una y otra vez. Cantar por fonética y aprender inglés de a poco para entender las letras. El disco de Jackson me enamoró por su ritmo, me llevó a bailar lugares nuevos de mi cuerpo! Me conmovía. En mi primera infancia bailaba con los Jackson Five, veía los dibujitos, me encantaban... Esos, y los del "cohete destartalado, despegandooooooo..." Y cuando crecí un poquito, es decir a los diez, y el pequeño Michael sacó "Thriller" era una alegría sentirme acompañada por esas canciones: estábamos creciendo juntos. Las cosas cambiaron cuando empezó a hacerse cirujías. Todo en él se volvió hostil, ya no lo disfrutaba. Pero cuando salió el simple "Dirty Daiana"... uf... qué calor... Lo cierto es que ya no eramos los mismos.
Estoy triste. Me apena la muerte de ese muchacho de cincuenta años y no sé si quiero conocer la respuesta a la pregunta sobre qué fue lo que le pasó, qué fue lo que hizo que se quebrara, qué fue lo que disparó su metamorfosis y su encierro. Me acuerdo que hubo un tiempo en que decir Michael Jackson era mala palabra; todos se ocupaban de juzgarlo y su nueva imagen extraña parecía desmerecer todo lo bueno que él había hecho y que era capaz dar musicalmente. Cuando miro el video que grabó con Olodum, no recuerdo que después de eso haya desplegado su vitalidad ni su talento. Me entristece que no haya podido cumplir con sus últimos proyectos. Pobre, pobre Michael...