lunes, septiembre 18, 2017

el barro, el plástico, el árbol

En el verano de 2011, Claudia del Río me pidió que brinde mi voz para sus poemas de "litoral y cocacola". La obra se despliega en varios planos: dibujos, pinturas, poemas y sonidos.
Ese verano fue intenso, de mucho calor. Yo estaba embarazada cuando ella me convocó a su casa para el registro. Este detalle es significativo, no solamente por el tiempo histórico de mi vida y por el proceso que se desarrollaba en mi cuerpo sino también porque durante la gestación -por cuestiones atribuidas a las hormonas- la voz de las mujeres adquiere matices diferentes a los de otras etapas de la vida. 
La casa de Claudia está muy cerca de la casa de mis padres, en el mismo barrio en donde crecí, cerca de la costa del río Paraná. El paisaje de barrio Alberdi no puede separarse de la vivencia del río y su vegetación. Al llegar estaba Adolfo Corts, el Corcho, con sus grabadores y cablecitos, aportando su magia y su ciencia. En el registro mi voz aparece editada junto a la de Claudia y a la de Christof Kurtzmann, con efectos y ruidos.
La muestra "Litoral, coca-cola y otros poemas" se inauguró en Buenos Aires, en marzo de 2011. Allí, nuestras voces salían de un bidón con auriculares.













Claudia y sus cuadros, parte de la muestra "Litoral, coca-cola y otros poemas"
Foto: Sofi D.


Aquí, los bidones sonoros 


En abril de ese año, la grabación de los poemas de Claudia sonó junto a la proyección de fotos familiares suyas en la instalación "Habla con ella, litoral" en la Casa Planeta X, en Rosario.





Aquí, con Claudia del Río (y Almudena en mi panza) 
en la inauguración de "Habla con ella, litoral", Casa Planeta X, Rosario, 2011. 






Al año siguiente, 2012, esos poemas fueron publicados por el sello Iván Rosado. Con la generosidad que la caracteriza, Claudia del Río me invitó a escribir un comentario para la contratapa.








Hace un tiempo estuvo también en Valencia, Venezuela.







Siento que la alegría tiene tantas formas...





GRACIAS Claudia del Río 

domingo, julio 16, 2017

Recuperación y Derrumbe

Conocí a Aníbal Buede en Córdoba, en Casa 13. Diría que nos vimos cuatro veces en total desde aquella vez en 2006 hasta este 2017. Desde el encuentro inicial hasta ahora -con la excepción de esos cuatro encuentros- todo nuestro vínculo estuvo en las redes sociales, especialmente en facebook, y a través de amigos en común. Desde el comienzo sé de su trabajo maravilloso como artista, como curador, como gestor cultural, como docente y como habilitador de intercambios. De manera que su propuesta de participación en Recuperación y Derrumbe , su muestra individual, para intervenir en una de las pizarras me resultó plena en naturalidad, a la vez que me sorprendió y me llenó de alegría.
A su pedido trabajé con el texto "Sexo y traicion en Roberto Arlt", de Oscar Masotta. Especialmente con este fragmento publicado en la revista Contratiempo.



Aquí se ve mi participación gracias al registro impecable de la muestra realizado por  Soledad  Sánchez Goldar

Como se especifica en la ficha técnica, Buede trabajó interviniendo sobre obras de otres artistas, creando piezas completamente nuevas y dinámicas. E invitó a otres actores culturales (escritorxs, artistas, críticos, etc) de origen diverso y que forman parte del campo artístico de Rosario a realizar una intervención propia -que derivó en intervención colectiva- bajo el título "Sexo y traición".

De mi parte, quiero hablar de la experiencia que fue (y que significó) para mí realizar este trabajo.

Hace años que dibujo aunque de manera nada metódica, sino más bien azarosa y a veces catártica. Si bien produje algunas cosas (un cuadro, un mural que ya no existe y algo más) no tengo obra. Cuando Aníbal Buede me propuso la tarea, acepté como un desafío para mí misma y como una gran oportunidad de aprendizaje.
Por un lado, el texto de Masotta: nunca lo había leído completo y me veía impelida a hacerlo. Por el otro -y junto a eso- pensar en un dibujo o algo que pudiera ser trazado en pocos minutos sobre un panel de pizarrón de 1,86 m de ancho x 3 m de altura. 

Tenía todo el mes de junio para lograrlo... Creí que necesitaba estudiar más, releer otros materiales, asistir a una clínica o taller para producir algo bueno! Oh! Mis grandes ambiciones de ñoña! 

Y en el medio, la verdad, la vida cotidiana y la necesidad de producir también un gran evento: el cumpleaños de seis de mi hija. Para la fiesta de cumpleaños inventé todo el merchandising de un personaje de Equestria Girls sobre el cual en Argentina no hay nada: Rainbow Dash. Diseñé prendedores como souvenir, muñequitas de equestria para la torta, confeccioné bolsitas para las sorpresitas y también armé la piñata. Además de hacer la torta, las pizzas, los franckfut, los muffins y comprar cotillón y un largo etc que conlleva ese tipo de eventos. No me quejo. Me gusta hacerlo y me da mucha satisfacción. Todo ese despliegue de creatividad para resolver la fiesta de cumpleaños de mi hija fue un gran impulso también para resolver creativamente el dilema que resultaba en mí de la relación entre la abstracción compleja del texto de Masotta y su universo y el trazo de lo que haría en la pizarra (dibujo? palabra? qué?)

La aglomeración de ideas del ensayo de Masotta. La maravilla del universo de Roberto Arlt. El cruce de sentidos. La diferenciación. La creación de "algo" que se pudiera VER. La consigna libre excepto en los materiales.
Blanco y Negro.
La idea. 

Boceté.

Llegó el día. 

Muchas pizarras para elegir, tizas blancas, dos escaleras. Opto por la más alta y convencional.


El trazo apareció con el cuerpo en movimiento: arriba de la escalera, el brazo extendido, las letras y las formas. Bajando de la escalera. Alejándome. Pasos



Consulté con Aníbal Buede la posibilidad de que Ernesto Ávila (conmigo en la foto), mi esposo, me acompañara para hacer un registro personal del proceso. Su mirada resultó fundamental a la hora de VER: él se percató de un error, algo de lo que yo no me dí cuenta, concentrada en el uso del espacio de la pizarra: la omisión de una letra en la palabra "TRAICION", y que en el conjunto aparece como un pilar en el trazado. Busqué un borrador, algo que me permitiera quitar y reescribir. Primero usé un pañuelo de papel y enseguida apareció una esponja húmeda. Borré. Ese movimiento me abrió una perspectiva: la presencia del proceso, un hacer en presente, más allá del boceto. Algo que había sido concebido como resultado tenía un error. Me abrió un universo. Podía equivocarme y hacerlo otra vez. Alivio. Un puro presente como un camino hacia un lugar que podía modificarse y que llevaba hacia una derivación ya programada aunque no fija. Margen suave de la idea. El resultado al fin, fue así




(foto mía tomada con el celular)



foto: Soledad Sánchez Goldar






GRACIAS 
















miércoles, mayo 24, 2017

La revolución no va a estar en ningún soporte

El año en que nací, Gil Scott-Heron grabó su poema La revolución no será televisada . Hace poco Ezequiel Zaidenwergpoeta argentino residente en Nueva York escribió un cover de aquella famosa diatriba musicalizada y lo tituló La revolución no va a ser por internet . A modo de juego de espejos me propuse escribir mi propio cover en clave feminista. En ese camino la generosa lectura de Ezequiel Zaidenwerg fue fundamental. Gracias por el impulso!


La revolución no va a estar en ningún soporte


No vas a poder quedarte en tu casa, amiga.
No vas a poder encender, conectar ni wasapear audios.
No vas a poder plancharte el pelo y quedar divina,
ni tomarte un licuado mientras se carga la aplicación,
porque la revolución no será televisada ni por internet.

La revolución no va a estar en ningún soporte.

La revolución no va a ser auspiciada por Revlon
en los cinco segundos del anuncio que no podemos omitir en youtube.
La revolución no te va mostrar el gif del Papa
moviendo la cabeza al ritmo de Patti Smith.

La revolución no será televisada ni por internet.
La revolución no va a estar en ningún soporte.


La revolución no va a ser la película de la semana, y no la van a protagonizar Adam Sandler
ni Griselda Siciliani ni Joaquín Furriel ni Julia Roberts.
La revolución no le va a dar seducción a tu sonrisa.
La revolución no te va a hacer olvidar tu celulitis.
La revolución no va a hacer que parezcas diez kilos más flaca,
porque la revolución no va a estar en ningún soporte, amiga.
No habrá fotos tuyas junto a Madonna
bailando con chongos o agradeciendo premios
o intentando parecer divertida en la entrevista del prime time.
TN no va a predecir el ganador de ningún partido ni a las 18:05 el escrutinio de 24 provincias.

La revolución no será televisada ni wasapeada.
La revolución no va a estar en ningún soporte.


No habrá imágenes de policías requisando pibes
en la repetición del flash informativo.
No habrá imágenes de mujeres
con gas pimienta en sus ojos y con flamantes traslados policiales.
No habrá cámara lenta ni naturaleza muerta ni
chicas bailando en minishorts, emancipadas de cualquier mirada,
maquilladas para la ocasión perfecta.
Ni topmodels devenidas actrices en “Los Ricos no piden permiso”
y series como “Ciega a citas” ya no van a estar en boca de todos,
y a nadie le va a importar si finalmente Susana se acuesta
con Facundo porque las mujeres
estaremos en las calles buscando un día mejor.

La revolución no será televisada ni wasapeada ni por internet.
La revolución no va a estar en ningún soporte.


No habrá un resumen de los mejores momentos en el noticiero de la medianoche,
ni imágenes de gordos bajando atriles del palco de la CGT
ni de Juliana sonándose los mocos,
ni de miles en tetas cantando contra la yuta.
No habrá banda de sonido compuesta por Lerner ni por Calle 13
ni va a salir a cantar Lady Gaga, ni Miss Bolivia,
ni León Gieco ni Roxana Carabajal.

La revolución no será televisada ni por internet.
La revolución no va a estar en ningún soporte.


La revolución no va a volver después de una pausa
sobre una gran tormenta o sobre las noticias de un tetazo o de una inundación.
No vas a tener que preocuparte ya por gérmenes ni por bacterias en tu casa,
ni por un tigre en tu tanque, ni por tus pisos relucientes.
La revolución no te va a refrescar mejor con Coca-Cola.
La revolución no va a pasar el desafío de la blancura
ni va a proteger tus axilas recién depiladas.
La revolución te va a poner al frente.
La revolución no va a ser televisada ni tuiteada ni wasapeada.

No va a estar en ningún soporte, no va a estar en ningún soporte.

La revolución no va a ser un reality, ni un stand up, ni una charla de TDX, amiga.

La revolución será en vivo.

jueves, mayo 04, 2017

música foreva





Gracias 


por invitarme a compartir esta pasión 

junto a la talentosísima 


Kashmir, 
en versión de Airbag

Clásico ya. Me obsesiona su ritmo. Los movimientos de su melodía. Mi limitado conocimiento del inglés hace que necesite concentrarme mucho para comprender lo que dice –esta y cualquier canción en ese idioma (por ahora). Así sucede que, si me abstraigo de las palabras, la voz y su expresividad se incorporan en mi escucha como un instrumento. Hasta donde recuerdo, escuché Kashmir por primera vez viendo la ya mítica filmación de Led Zeppelin en el Festival de Knebworth, en 1979. Fue realizada cuando yo tenía 5 años y la vi a los 20. Interpretación inspirada si las hay. Absolutamente insuperable, no sólo porque es la original, sino por la potencia interpretativa de Robert Plant. La candencia del bajo y la guitarra como pasos firmes. La batería como un balanceo del equilibrio del cuerpo. Los teclados ambientando el misterio. La sonoridad sinfónica de una caminata en el desierto, la aridez del sol y el viento caliente. Esta canción realmente me obsesiona. La bailé y la bailo con la piel erizada. Le escribí poemas. La amo. Me envuelve…

Oh! Euterpe! Oh! Terpsícore! Estoy enamorada de una canción!


Elegí compartir la versión de Airbag porque creo que a lo sagrado es preciso desacralizarlo para que se convierta en nuestro y así, sea nuestro y sagrado. El tiempo afianzó a Airbag en la escena musical a puro talento –y le cerraron la boca a más de uno- ya que cuando apareció esta banda argentina muchos la tildaron de invento comercial -“nuestros Hansons”, se decía por ahí. Me gusta que un grupo con público masivo como ellos haga una versión tan hermosa y fuerte, auténtica, lejos de toda imitación. Existen miles de versiones y creo que esta es una de las mejores que escuché. El cantante, Guido Sardelli, tiene una voz menos aterciopelada que la de Robert Plant. Su dicción despreocupada, desprolija por momentos, le brinda su sello a la canción. El sesgo dramático hace inflexión en la mitad, cuando dice “mamma”. Porque no dice “mama” sino así: “mamma”. Y desde ahí, más canción y rugidos. La belleza sostenida.




http://massenziomagdalena.com/1-poema-1-cancion/




miércoles, febrero 15, 2017

El poder de las tetas


Crónica en primera persona sobre el 
Tetazo del martes 7 de febrero de 2017
en el Monumento a la Bandera, Rosario
 Nota publicada en El Eslabón, edición 286,
 Rosario, 11 de febrero de 2017





Siempre fui tetona. Mis tetas hicieron explosión a los 10 años y a esa edad un chico de casi 16 me dijo algo mientras pasaba en bicicleta. Por su tono violento creí que me había insultado. Lo putié sin siquiera saber cuáles fueron sus palabras. Así empezó lo que para mí se volvió cotidiano: las miradas y la catarata de cosas que me veía obligada a escuchar sobre mis tetas a las que han llamado “pechuga”, “caja de herramientas”, “alcancía”, amén de los “te chupo toda” y un infinito etcétera. A los 12 años mis compañeros de escuela me decían Afrodita, por la robot compañera de Mazinger Z. Escribí un poema sobre eso. Creo que mi libro “100 muñecas” me resilió de todo lo que atravesé durante la pubertad con relación a mi cuerpo y los mitos del barrio, eso de que si sos tetona es porque alguno te amasó las tetas como masas para el pan. Todo esto antes de los 14. Por eso la palabra “tetazo” forma parte del vocabulario que me circunda, como parte del universo de lo posible y realizable.



Selfie y atrás, las chicas preparándose


Una movida así es más fácil en la masa de las grandes ciudades donde sos una más. En Rosario una movilización de estas características implica asumir un grado exposición pública que se vuelve extrema por la proximidad. Creo que el “tetazo” fue su expresión más alta: ¿Voy o no voy? ¿Voy con remera? Me pongo corpiño ¿me lo saco? ¿sí o no? Que el trabajo, que los jefes, que los compañeros de trabajo, que los amigos, los amigos de los amigos y un largo etc que las mujeres evaluamos antes de desnudarnos el torso, además del propio pudor ante la exhibición del cuerpo. Ni hablar si sos docente y mucho más si lo sos en una escuela privada. Sumale los complejos que podamos tener: teta chica, teta grande, teta con pelos, con estrías, con cirujías… y la panza!





Llegué temprano al Monumento. Fui con todo esto en la mente y en el cuerpo. También con incertidumbre: ¿Habrá mujeres indignadas rondando? ¿Y hombres curiosos? Me acerqué al grupo de organizadoras para saludarlas y también por sororidad, fue una semana fuerte para ellas, de mucho trabajo y no se sabía si seríamos 20, 200 o 2.000. Un rato después fui hacia la esquina del Concejo, donde me reuniría con amigas. Allí presencié escenas diversas de varones que iban al Monumento a “curiosear” y “a ver minas”. Un hombre de unos sesenta años que había estado diciéndome cosas, se paró junto a mí, lo miré a la cara, directo, sin expresión determinada pero firme. No me dijo nada más y cruzó la calle. Cuando saludé a un camarógrafo amigo los “curiosos” eran ya una turba evidente entre las mujeres que empezaban a llegar. Mis amigas se demoraban y yo quería ya ir a hacer número para que otras se animaran a entrar al patio cívico. No estaba sola, empezaba a encontrarme con más y más mujeres que conozco de diversos espacios: la literatura, la facultad, la familia, laburos, amigos en común, activismo. Primero me saqué la remera y me quedé en corpiño. Al rato llega una cumpa con sus tetas en bodypainting y me da fuerzas para quedarme en piel, en tetas. 



Una selfie junto a Mariana Catalin

Sacándonos la selfie nos pescó 
Alan Monzón para Rosario 3





Llegan las mujeres de mi tribu, mis amigas, ninguna se saca la remera. No era condición hacerlo para estar ahí. Trajeron unos carteles alucinantes: “La teta que alimenta nos hace libres” “Quiero caminar sin miedo por ser mujer” “Mi cuerpo, mi decisión –lactancia, aborto, parto respetado, topless”. 




Con pancartas, Alicia Salinas, 
María Petraccaro y 
Julia López Barraza 
Foto: Valeria S.

De izq. a der., Vanesa Maceroni, Alicia Salinas, María Petraccaro, Mariana Catalin, Julia López Barraza y yo. Foto: Valeria S.



Aquí las mismas en selfie con los ojitos de Valeria S.





Bailo. Foto: Valeria S. (detalle)



De espaldas, Lala Brillos, conductora y co-organizadora del evento junto a Majo Gerez. Adelante, junto a la multitud, Carla Saccani, también organizadora del Tetazo en Rosario.
Foto: Eva Wendel


Bailamos, nos cuidamos y pusimos garra. Las organizadoras nos invitaron a subir al escenario con otros grupos y todas nos pusimos a cantar con las mujeres de “No somos basura”. Termina la canción y empezamos a bajar del escenario cuando veo a una mujer mayor subiendo con dificultad ayudada por otras, con una mano levanta su camisa y descubre su único seno, el izquierdo. Con la otra mano sostiene una foto de Milagro Sala sobre el seno ausente. La miro y la acompaño. Siento que si hay motivos para estar ahí en tetas, uno es mi hija. Otro, es ella. No la conozco, no sé su nombre ni cuántos años tiene. Todos tenemos alguna historia con el cáncer y todas tenemos alguna historia con el dolor y la opresión sobre nuestros cuerpos. Pensé en mis tías que murieron de aquello que a ella la había mutilado. La ví sonreir mientras mostraba su cuerpo. La abracé mucho. Le dije lo hermosa que es y le agradecí. Ella me dijo: “Gracias a ustedes”













Fotos en la edición 
original del informe: Andrés Macera



miércoles, febrero 01, 2017

Fluir (repost reloaded)

Hace un tiempo Débora Tenenbaum Rucsica publicó en su blog una recopilación de autorretratos menstruales realizados por veintiocho mujeres. El título es Sin nombre - autorretratos menstruales. Cuando Débora subió la publicación a la web hacía apenas unos meses que había parido a mi hija, faltaba mucho aún para que la sangre volviera en mí con buen ritmo, mi bebé era pequeña y continuaba mi puerperio. Los retratos y los textos de ese coro me conmovieron profundamente. Pensé en mis propias vivencias menstruales: las irregularidades, el dolor, los malestares, las manchas en la ropa. La sangre en nuestra cultura. Las mujeres pasamos años escondiendo y contrariando la naturaleza de nuestro cuerpo. Los líquidos azules de las publicidades y el ocultamiento de la menstruación. El útero y el ocultamiento del "celo" de la hembra humana. Los tabúes y los mitos. Muchas a mi alrededor han manifestado repulsión hacia su propia sangre menstrual. Afortunadamente, en el último tiempo vital de los ciclos fui encontrándome con otras mujeres, comunicándome con mis pares-hembras-hermanas a las que su sangre no las repugna, admirándome de nuestra fuerza. Me llevó tiempo encontrar mi momento para hacer mi autorretrato menstrual. Lo hice.
El primero, sobre el filo del final de esos días, suave y raro. Lo hice sin pensar: mientras orinaba vi mi sangre retirándose. Me sequé y fui a buscar una hoja, la ubiqué en el suelo del baño, me bajé la bombacha y abrí las piernas. En cuatro patas, con los pies plantados al piso, las rodillas apenas dobladas, las manos en el suelo. La sangre espesada de los últimos días no se desliza fácilmente, de manera que los trazos fueron cortos, más aún porque era poco el material y algo seco. Desde chica soy zurda no contrariada y sin embargo dibujé con la mano derecha, en una postura atávica, primitiva. Cuando terminé vi mi imagen suave: me dibujé de perfil, algo de los hombros, mi pelo crespo, mi nariz y una mano en un gesto elevado, como hablando. Ese primer autorretrato menstrual con el tiempo se fue borrando del papel, quedaron apenas marcas: la sangre se diluye, como todo lo orgánico. Lo sobrevive este poema:


Es la sangre
que me sostiene
(La que cobijó
y dio a luz)
La sangre nido
sangre río
limo
íntima
poderosa
tibia
latente
enérgica

energética.


(autorretrato menstrual I, marzo de 2014)


... ... ... 


Mi segundo autorretrato menstrual, más fuerte, fue ritual de sanación y todavía está visible. Lo hice casi un año después del primero. Fue en los primeros días del ciclo, la sangre más abundante, líquida, roja y sin embargo igual de poco corrediza. Las células están vivas y en esa vida propia no son fáciles de manipular. Me preparé distinto, esta vez dibujé con los dedos de la mano izquierda y conciente. Me acomodé en cuclillas y me entregué a la sorpresa de ver lo que aparecía: una figura de frente y en movimiento, mucho pelo, sonrisa, algo de imposición en la postura de la silueta dibujada: sanar, salir adelante. Entonces, después de mirar mi nueva obra, escribí:


yo me reconcilio
y te saludo,
sangre mía,
nido y despedida
forma de mí
cosa viva
materia
marca
principio
también

fin



(autorretrato menstrual II, enero de 2015)