jueves, septiembre 22, 2011

Desde Japón...

Cuando yo era la más hermosa - Ibaragui Noriko

En la época de mi vida en que yo era la más hermosa
las calles iban derrumbándose con grandes ruidos
se veía el cielo azul
desde lugares inesperados.

En la época de mi vida en que yo era la más hermosa
murió un montón de gente cercana a mí
en la fábrica, en el mar, o en la isla sin nombre.
Yo perdí la ocasión de embellecerme.

En la época de mi vida en que yo era la más hermosa
nadie me ofreció un regalo cariñoso.
Los hombres sólo sabían resolver todo a la militar.
Y partieron, hacia el frente,
dejando atrás las miradas puras.

En la época de mi vida en que yo era la más hermosa
mi cabeza estaba vacía
mi corazón estaba duro
y sólo resplandecían los miembros de uniformes.

En la época de mi vida en que yo era la más hermosa
mi patria perdió la guerra.
"¿Cómo puede ser verdad?", preguntaba cruzando a /zancadas las calles
con mi blusa arremangada.

En la época de mi vida en que yo era la más hermosa
el Jazz inundó la radio.
Devoré la dulce música extranjera.
Desvaneciéndome como cuando rompía la prohibición /de fumar.

En la época de mi vida en que yo era la más hermosa
yo era muy infeliz,
era muy absurda
y estaba irremediablemente desamparada.

Es por eso que decidí gozar de una vida larga, si se me /permitía,
como el viejo Rouault de Francia,
quien pintó los magníficos cuadros en su edad mayor,
/¿verdad?

Traducción de Satoko Tamura
Versión mía

martes, septiembre 20, 2011

El claro entre las nubes - René Char

El légamo sobre la piel de los riñones, la grava sobre el nervio óptico, tolerancia y continencia. Absoluta aridez, has absorbido toda la memoria individual atravesándola. Te has establecido en las inmediaciones de las fuentes, alrededor del cuenco, ese avispero. Rumias. Te orientas. Soberana y madre de un gran mudo, el hombre te ve en su navaja de afeitar, la compensación de su desgracia, la de una dinastía esencial.
El invencible durmiente mostraba que ahí donde la mica era permeable a las lágrimas, la presencia del mar no se explicaba. En nuestros días, los mismos ociosos distinguen en los frescos cerebros inocentes las perturbaciones insuperables de la edad futura. Síntomas de la angustia en el exterior de las sepulturas de la ingenuidad en éxtasis; -oh profanación del espíritu termidor de familia, ¿tendremos el tiempo de imponerte nuestra grandeza?- La intacta crisálida ha recobrado sus propiedades provocadoras de vértigo. La perforación de las células del rayo, el cruce de la chimenea anatematizada, el reconocimiento de las creencias olvidadas, se suceden a través de los relámpagos, el abrasamiento y la revelación de la especie fulgurante de semilla solar. El destino de la imaginación que se adhiere sin reservas al desarrollo de un mundo totalmente renovado de su atractivo podrá determinarse durante las excavaciones en los archipiélagos del estómago, después del brutal ascenso hacia la inteligencia insumisa, del tesoro sísmico de las hambrunas.

(de "Abundancia vendrá", incluido en "El martillo sin dueño", 1934)

Traducción mía.