domingo, agosto 21, 2016

¿Tienen los escritores un dibujo en el placard?

        



Artículo especial para Anuario 2013
Abril de 2014
(pp.80-83)





         Universos compartidos
Con el otoño ya instalado en la ciudad abre sus puertas, en el Museo J. B. Castagnino, la muestra “La disfunción de los escritores 1. Ensayo moderno sobre cierta entrañable relación entre el dibujo y la escritura. Seguido de Leo Gambartes. Cartones, dibujos, viñetas y exlibris (1935-1945)”. La unión de dos clubes amigos, Club del Dibujo y Club Editorial Río Paraná lo hizo posible. A partir de la iniciativa compartida, Claudia del Río, Maximiliano Massueli y Ana Wandzik, realizaron la curaduría; conversaron afectuosamente, entre la lectura y la mirada, sobre la escritura y el dibujo. Atesoraron un conjunto de libros, otro conjunto de dibujos y los nombres que aparecían en su intersección, de entre los últimos reunieron y expusieron los trabajos plásticos. Sumaron a la constelación las ilustraciones de Leónidas Gambartes. Un artista grandioso y cercano en la historia, en la geografía y en el afecto, Leo.
El listado de autores incluidos en la muestra es extenso. El título de la misma, toda una acepción por desglosar. El número 1 remata la frase como un aviso de “Continuará…”. La aparición del término “disfunción” i admite que existe una funcionalidad del escritor, como un órgano en el cuerpo de la cultura en el que cumple una función (oxigenar la sangre, combustionar los alimentos, por ej.) Aquí esa función del escritor se presentaría alterada, con un desarreglo. Algo pasa en las entrañasii del cuerpo que, desde el fuero íntimo del organismo, se manifiesta. El afecto y lo escondido se metabolizan en los trabajos de RobertoAguirre Molina, Guillermo Bacchini, Emilia Bertolé, Sergio Bizzio, Fernando Callero, Arturo Carrera, Copi, Dick El Demasiado, Marosa DiGiorgio, Hugo Diz, Tamara Domenech, Celia Fontán, FranciscoGaramona, Homs, Roberto Jacoby, Kiwi, Fernanda Laguna, Mario Levrero, Alejandro López, Manuel Mujica Lainez, Gustavo Nielsen, SilvinaOcampo, Juan L. Ortiz, Hugo Padeletti, Cecilia Pavón, NicolásPeyceré, Damián Ríos, Julio Rodríguez Labrador, Dani Umpi, Beatriz Vallejos, Beatriz Vignoli, Agustín Zapata Gollán. Todos expuestos en un “ensayo moderno”, un “ensayo visual” iiique se abre a preguntas como ¿sería el dibujo, para el trabajo de la mente y ante la profesionalización de la tarea de escribir, la vía de evasión?


Dibujar y escribir. Acción y cuerpo
Escribir y dibujar pueden hacerse con recursos escasos: papel y lápiz. Ejercicios de la mano y de la mente, ¿qué hay en ese camino entre las dos? Escribir y dibujar pueden hacerse en cualquier postura, la más habitual es de sentado en una silla ante una mesa. “Para el artista dibujar es descubrir”, dice John Bergeriv, y esta máxima no pierde valor ni fuerza si reemplazamos el verbo “dibujar” por el de “escribir”. ¿Qué se descubre? Lo que se mira. Lo que se busca. También lo que se recuerda. Lo que se puede percibir: un afuera y un adentro que se alimentan.
El trazo del dibujo es entonces caligrafía. La escritura, como un dibujo: traza un paisaje, mapea, retrata, es juego, acomoda las palabras entre los blancos de una hoja. Dos dimensiones de la experiencia. En la escritura, su linealidad espacial participa en lo que ambos difieren. Sintagma. Ideograma. Elementos: línea, letra. Después: los materiales, el color. El dibujo pone en presencia aquello que excede al lenguaje. ¿Existe un resquicio en donde algo no es decible pero sí dibujable? Por un matiz o una forma completa, puede pensarse que aquello que no soporta la escritura sí lo soporta el dibujo: sus contornos, los elementos, su peso, lo que lleva su estampa. De la emoción a la expectativa. El dibujo va directo del inconsciente a la mano. Más tarde, los originales pueden transformarse en obra, o no.


Mostrar o no mostrar
Los casos que se exponen son diversos. Se trata, en su mayoría, de trabajos que no fueron concebidos para exhibirse. Las palabras de Claudia del Río lo definen con claridad en el breve catálogo cuando dice: “lo que no nace para ser exhibido tiene un plus”. En especial los dibujos -como los de Fernando Callero, Damián Ríos, Guillermo Bacchini- más vinculados con lo biográfico, con la experiencia íntima, antes que con la comunicaciónv. Aún cuando algunos de los escritores listados desarrollaron un camino paralelo como artistas plásticos se presentaron allí sus obras menores, anómalas. Entre ellos Hugo Padeletti, Emilia Bertolé, Fernanda Laguna y Beatriz Vallejos, de quien además de sus lacas, se exhibió el único ejemplar de “Flor de Revista”, cuaderno con dibujos y textos. Otros autores, ya habían participado de muestras colectivas, como Sergio Bizzio con sus cuadros/intervenciones, Francisco Garamona con sus collages, Alejandro López con sus cajas luminosas, Beatriz Vignoli aquí con dibujos. Entre ellos aparece Celia Fontán, pintora que se alejó del circuito de exposiciones para dedicarse de lleno a la literatura y se transformó en una pintora secreta. Mientras que el caso de Emilia Bertolé se presenta a la inversa de los demás: se trata de una pintora que escribía versos. Del poeta Kiwivi se muestran estatuillas y vasijas de barro inspiradas en motivos indígenas y de la naturaleza, hechas con técnicas ancestrales.


Lugar y tiempo
“Uno sabía que algunos escritores en otro tiempo y lejos habían dibujado”, dice Claudia del Río en el citado catálogo. Y nombra los casos de Víctor Hugo y de Franz Kafka, como podría citar también los de Samuel Taylor Coleridge y Federico García Lorca, por decir algunos. En cambio en esta muestra se agrupan proximidades: siglo XX y XXI, cuenca del Río de la Plata, preponderancia de autores del litoral, donde la mayor excepción es Dick El Demasiado, artista nómade y músico holandés criado en Argentina. La geografía simbólica del porteñocentrismo se diluye aquí con el agua, se entremezcla con el limo. La exposición se instala y dice: UNO NO SABÍA QUE ALGUNOS ESCRITORES DE NUESTRO TIEMPO, Y QUE ESTÁN AQUÍ CERCA, DIBUJAN, PINTAN, HACEN MARAVILLAS.










i Disfunción: f. fisiol. Alteración cuantitativa o cualitativa de una función orgánica. 2. Fig. Desarreglo en el funcionamiento de algo o en la función que le corresponde. Dicc. RAE, 21ª ed., Madrid, España, 1992
ii Entraña: f. Cada uno de los órganos contenidos en las principales cavidades del cuerpo humano y de los animales. /2. Lo más íntimo o esencial de una cosa o asunto/3. Pl. fig. Lo más oculto y escondido. RAE, op. cit.
iii Palabras de Claudia del Río en el texto del catálogo de la muestra.
iv Berger, John, Sobre el dibujo, Editorial Gustavo Gilli, Barcelona, España, 2011, p. 7. Trad. Pilar Vázquez
v “Un dibujo es esencialmente una obra privada que sólo guarda relación con las propias necesidades del artista; una estatua o un lienzo “acabado” es esencialmente una obra pública, expuesta, que se relaciona de una forma mucho más directa con las exigencias de la comunicación.”, Berger, John, op. cit., pp.8-9

vi En un primer momento algunos poemas suyos circulaban en fotocopias. Más tarde llegaron los plegables Poemas de Kiwi y Angüeras y el libro El espejo natal, que en 1991 editó Roberto Aguirre Molina (quien también participa de la muestra motivo del presente artículo). Más tarde, en 2002, la Comisión Provincial de Actividades Artesanales publicó una compilación de su poesía.



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