viernes, febrero 24, 2006

Y se vino el carnaval

En Rosario se están llevando a cabo los defiles de carnaval y por primera vez (al menos desde que volvió a celebrarse con el auspicio municipal) hay desfile de murgas antes de las comparsas. Allí estuve el viernes pasado. Es emocionante ver a la gente bailando, sonriendo, dejando lo mejor de sí, de su alegría, a través de cuadras y cuadras... Algunos viejos, muchos jóvenes, muchos nenes y nenas, algunos acompañados por sus padres. Otros, formando parte de una familia nueva: la que le brinda ese grupo de color y ritmos. Todos los grupos, tanto las murgas como las comparsas locales, están compuestas, en su mayoría, por gente que vive en villas miseria o en barrios pobres o empobrecidos. Y no se trata de hacer una apología de la pobreza ni nada de eso, sino que pienso en la libertad, en la liberación que a veces, digo "a veces, en ocaciones, en determinadas situaciones", brinda la pobreza. Y pensaba en esto cuando veía a las bailarinas semidesnudas con sus cuerpos mejorables, sí, mejorables, agitándose sin pudor (o muy poco) y me pasaba en ese momento, como me pasa cada vez que escucho un tambor: QUIERO BAILAR!!! Poco antes de que comenzara el carnaval, estuve averiguando sobre los grupos, sobre las comparsas y demás, y resulta que no hay ninguna, NINGUNA, de un barrio de clase media. Ni una sola. ¿Qué nos pasa a los argentinos? ¿Será que seguimos (siguen, mejor dicho) pensando que la alegría es sólo brasilera, que para bailar desinhibidamente hay que ser extremadamente hermoso o extremadamente pobre, que no hay que tener "nada que perder" (léase, una imagen, una compostura que perder)???. Mientras tanto, el que no baila se pierde mucho, muchísimo: la experiencia del goce del propio cuerpo más allá de la belleza o de la gracia, el que no baila se lo pierde. Una parte de las respuestas posibles a estas preguntas aparecen en la nota del vínculo. Y da para seguirla...
http://archivo-elciudadano.com.ar/19-02-2006/ciudad/murgas.php

jueves, febrero 16, 2006

Regreso

Acá vuelvo, después de mucho dormir y descansar del silencio artificial de la computadora.
Lo necesitaba: tomar sol... dormir... leer...

Leer... es la pregunta que vuelve y da vueltas en mi cabeza una y otra vez... El domingo leí en el suplemento Señales del diario La Capital, de Rosario, una nota de Carlos Bernatek sobre concursos literarios (http://www.lacapital.com.ar/2006/02/12/seniales/noticia_268353.shtml). Allí, entre otras cosas, se refiere a dichos concursos como parte integrante del marketing del negocio de la industria del libro. Desde luego, esto no es ninguna novedad. Pero también hace referencia a los concursos literarios organizados por el Estado (ya sea municipal, provincial o nacional) y a su eficacia relativa para poner en circulación una obra a la hora de hacer efectivo el "premio publicación" en tiempos óptimos, esto está expuesto como consecuencia del recorte presupuestario que constantemente padecen las dependencias de cultura.
Entonces pienso, un rato, no mucho, que continuamente se dice que la gente no lee, que los jóvenes no leen. ¿Quién puede afirmar algo semejante? Alguien que no puede vislumbrar todavía que lo que se lee poco (no nada, sino poco) son libros. En cambio sí se leen suplementos deportivos, páginas web, blogs y un extenso etc. Pero, redoblo la pregunta: ¿Qué es leer? ¿Sólo se leen textos? Digamos que el concepto de lectura se puede ampliar más todavía (no es nada nuevo tampoco, pensemos en Barthes y en Kristeva, por citar algunos) Consideremos lectura toda interpretación o asimilación del sentido y hagamos entrar películas, fotos, obras de arte, dibujos animados!!! Toda lectura implica un proceso de identificación, ya sea positiva o negativa, con la historia y al menos uno de sus personajes, generalmente, con la figura central, que en ocasiones no es otra que la figura del "héroe". Así, los países más desarrollados del mundo no subestiman ninguna manifestación cultural, ninguna! Pensemos en Japón, por ejemplo, que ha sabido crear al menos dos generaciones de ingenieros en electrónica y en robótica con la proyección de "Mazinger Z" y de "Robotech", ambas tiras de altísima poesía épica... O al menos una generación de futbolistas dignos de entrar a un mundial, como sucedió con la tira "Los Supercampeones", también super épica, y los chicos que jugaron en la selección japonesa de Corea-Japón. Tan épica como los relatos del suplemento "Ovación". Y estoy dando sólo un ejemplo...
El imaginario de una sociedad se construye en cada rincón de lo cotidiano, no sólo en los libros de poesía o en las novelas o relatos que grandes mentes y grandes sensibilidades puedan brindar. No estoy diciendo nada nuevo, no no. Ninguna novedad. Ordeno ideas, solamente, porque de vez en cuando está bueno rumiar sobre el lugar común.

Retorno

Acá volví, después de dormir y dormir... Cómo necesitaba un cambio de aire, un alejamiento del silencio artificial de la computadora... Tomar sol... nadar... leer... pero nunca es suficiente...

Creo que me voy a ir a vivir al campo.

sábado, febrero 04, 2006

To night

Esta noche estaré en el programa radial "Viento en contra", entrevistada por Diego Giordano, cerca de las 22, 30 hs, por LT 8. Veremos qué sale...

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Jorge Luis Borges decía que la poesía no debe darnos experiencias nuevas, sino darnos la sensación de que estamos recordando algo que habíamos olvidado. Mmm... me parece una reflexión un tanto conformista, aunque puede ser... habría que ver desde dónde se despierta ese recuerdo, si es desde lo meramente evocativo, o si es desde el otro lado del espejo... Creo que es más saludable lo segundo, digo, saludable para el lenguaje y para la poesía. Al menos ese es, a mi entender, el trabajo que más enriquece tanto a quien escribe como a quien lee.
Escribir no es una tarea tan grave, es decir, la seriedad en el trabajo de la literatura no implica necesariamente gravedad, también puede integrar alegría. Hay que divertirse, hay que alegrarse, no tomarse todo para la joda, sin liviandad, pero sí alegrarse... Permitir, al final de la jornada, que una partícula de nuestras células rememore cuando eramos tribu, cuando nos agrupábamos alrededor del fuego a entonar y a tocar ritmos, celebrando un nuevo día de vida, una nueva prueba superada. Acariciar a nuestro animal cercano, hablar con la planta... ahhh qué bucólico todo, no? esto se está volviendo empalagoso... mmm no todo es lo que parece... porque también, en aquellas celebraciones atávicas estábamos sucios, los cuerpos olorosos, animales... con los impulsos a pleno se daba rienda suelta a esos llamados de la sangre: a veces la furia pero también la alegría!

Alegría!, entonces, que ésa sea la determinación. Sí, prefiero, antes de seguir con este latoso post, seguir escribiendo y corrigiendo y cantando los poemas de mi libro, aún inédito "Soy fiestera".
Sí, sí! así se llama: "Soy fiestera", y qué?