Dos cuerpos se vinculan substancialmente, cada uno de los continentes aporta su forma al roce. Se desplazan, con suavidad, moderación o violencia, buscando el encuentro, propiciándolo con mayor o menor frecuencia. Seleccionan según su comodidad el espacio donde acomodarse: popa, proa, camarote, carajo, cabina y subdivisiones posibles. A veces cada uno se desplaza en su propio barco. A veces uno de los dos se queda en la costa.
El viaje es largo. ¿Quién está dispuesto a ocupar el lugar de la espera?
Quiero ser marinera.
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