Ya está bien de melancolía. "Yo no lloro más", ya lo dijo Mimi Maura.
Mi corazón entero, mi corazón, ya me lo comí, lo asumí, lo asimilé, lo digerí, lo integré a mí. Aquí estoy, no a la intemperie, sino de pie en el mundo. Soy, estoy, latiendo, íntegra a pesar de todo lo que pude haberme escarnecido.
Cierro la ventana a la exposición.
Antes, cuando era mucho más joven, creía, como Oscar Wilde, que el artista debía hacer una obra de arte con su propia vida. Hoy no estoy tan segura. Pero tampoco creo que el arte deba ser un trabajo de oficina, sino un caminar en el filo, como "el de la gata en la mesa del perfumista"
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