En estos días no hago más que pensar en cómo reconciliar las partes... : la escritura, la vida cotidiana (esa que va de la casa al trabajo y del trabajo a la casa) y los momentos de expansión y regocijo. ¿Cómo se puede conciliar en este mundo el hecho de ser una mujer heterosexual, soltera, con iniciativa y a la que le gusta bailar? Podría definirme como una mujer "sincrética afectiva", según términos de Susana Balán, es decir, habitada por las paradojas: seria a la hora de trabajar, alegre por definición, con capacidad para divertirme y disfrutar en malón, pero íntegra en el amor y, sin ser excesivamente compleja, tampoco nada simple... Sería más fácil sin la mirada de los otros. Pero los otros están, están ahí, esperan, suponen y yo supongo que suponen y que esperan y al final uno (o los otros, o todos) se termina equivocando, nos terminamos equivocando. O no, tal vez no. ¿De qué hablo?, tal vez se pregunte Esteban, que quiere saber y saber. No hay nada que saber, ningún misterio. Solamente puedo decir que los días son turbulentos, llenos de deseos para el futuro. Es sabido que enero en Rosario es como una hibernación con calor, claro. Un mes para dormir, leer, chapotear, morfar y demás actividades recreativas y placenteras, y también un mes para pensar, acomodar la agenda, prepararse para caminar un año, sin saltos, paso a paso. O no, tal vez no.
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"Uno es uno y sus circunstancias", "Todo acto privado también es político". Diario críptico este que escribo aquí, diciendo para no decir.
Yo tenía un diario íntimo, lo tengo todavía. Un cuadernito azul que hace mucho tiempo no visito. Algunas páginas de ese diario las reescribí y publiqué en la antología "Dodecaedro de poetas" y también en la segunda edición de la revista espiralnética (linkeada aquí). A ver qué les parece.
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