Y el tema no se agota. La noche y la fiesta no terminan...
Donde sí se baila es en esos espacios donde la gente celebra el fin de una etapa y el comienzo de otra, como un exorcismo (despedidas de soltero/a, casamientos, cumpleaños de quince..., aunque no siempre es así, claro, siempre existen los amargos...) Pero, existen otros espacios, donde se baila los fines de semana sin parar. Cuerpos con cabezas arrancadas... Gente que no sabe si llega a mañana, o cómo será su despertar. Esos que bailan cumbia cumbia, que la cantan hasta en karaoke. Otro mundo, alejado de los blogs, de los libros, de la producción de sentido y de arte. Agitan los porrones al ritmo incansable del tema que escucharon toda la semana en la radio y que habían esperado ansiosamente bailar.
Ahí hay fiesta de vida a pleno. Bailamos todos sin excepción. Sin poder detener la pasión atávica de nuestra sangre.
Aunque eso es ahora, en este tiempo, porque hubo otro tiempo. Un tiempo en que en las peñas se bailaba. Los universitarios antes bailaban. Ahora, no.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario