Marguerite Yourcenar dijo que no se siente pasión por quien se ama ni por quien se respeta.
Lapidaria, sin duda.
Al leer tan rotunda afirmación, una clienta de la librería y yo, llegamos a la conclusión de que se llega a la pasión después del amor, o a través del amor. Al menos, al amor apasionado-no-destructivo. Ambas nos mirábamos recordando cada una nuestras vidas. Dos desconocidas reflexionando hacia adentro sobre los minutos trascendentes de nuestros corazones... Algo perturbador, cercano a la exposición, y por lo tanto, a la debilidad. Pero creo que la fortaleza radica en no temer a la propia debilidad, sino en saber convivir con ella y ocultarla, replegarse, en el momento preciso. Eso sucedió. Ella eligió su libro. Yo hice mi tarea. Y guardo conmigo las palabras de Yourcenar, para recordarlas de ahora en adelante.
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