martes, junio 02, 2015

Fluir

Hace un tiempo Débora Tenenbaum Rucsica publicó su trabajo inspirador en su blog. Se trata de Sin nombre - autorretratos menstruales. En aquel tiempo faltaba todavía para que la sangre volviera en mí con buen ritmo, mi hija era pequeña y continuaba mi puerperio. Los retratos y los textos de ese coro me conmovieron profundamente. Pensé en mis propias vivencias menstruales: las irregularidades, el dolor, los malestares. La sangre en nuestra cultura. Los años que pasamos las mujeres ocultando y contrariando nuestra naturaleza. El ocultamiento de la menstruación y su relación con el ocultamiento del "celo" de nuestro ser hembras humanas. Mil cosas... En el tiempo vital de los ciclos fui encontrándome con otras mujeres, comunicándome con mis pares-hembras-hermanas a las que su sangre no las repugna, admirándome de nuestra fuerza. Me llevó tiempo encontrar mi momento para hacerlo. Lo hice. 
El primero, sobre el filo del final, suave y raro, con el tiempo se fue borrando del papel, quedaron las marcas: la sangre se diluye en el tiempo, como todo lo orgánico. Lo sobrevive este poema:


Es la sangre
que me sostiene
(La que cobijó
y dio a luz)
La sangre nido
sangre río
limo
íntima
poderosa
tibia
latente
enérgica


energética.

(autorretrato menstrual I, marzo de 2014)


*


El segundo, más fuerte, fue ritual de sanación y todavía está visible. 



yo me reconcilio
y te saludo,
sangre mía,
nido y despedida
forma de mí
cosa viva
materia
marca
principio
también


fin



(autorretrato menstrual II, enero de 2015)






Vamos, somos tribu!


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