Ya conté aquí que trabajo como una esclava... como todos, o casi todos los que trabajamos en este país. No me quejo, sólo lo comento y me esfuerzo por reflexionar: quiero trabajar para vivir y no vivir para trabajar. Mi hiperdesarrollado sentido de la responsabilidad hace que postergue miles de cosas... el tiempo para estar con mi familia, el tiempo para estar con mis amigos, el tiempo para procurar mi propio descanso y mi propio bienestar. Ninguna pavada. No tengo pretenciones de trabajar de objeto suntuario... pero estaría bueno... aunque eso también tendría un costo muy alto. Prefiero entonces la honestidad del deslome y la locura de mi celular sonando al menos una vez por hora.
Y que cuál es mi trabajo? Organizo la agenda de los eventos que realiza una empresa cultural. Y además organizo esos mismos eventos, es decir, estoy en todos los detalles. Y son muchos, realmente muchos. Y pauto las notas de prensa sobre esos mismos eventos que organizo. Y cuando un autor visita el local, lo acompaño a todas las notas, le consigo el cafecito y la comida y esas cosas.
Y entonces conozco a gente divina. Y entonces conozco también a gente horrible... Pero eso, por ahora, me lo guardo para mí.
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